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La escolaridad

Al iniciar un tratamiento oncológico, el niño no podrá asistir regularmente a la escuela de origen por un tiempo. Este período variará según el diagnóstico, el tipo de tratamiento (quimioterapia, radioterapia, cirugías, trasplantes) y su respuesta al mismo. También dependerá de la distancia al centro de tratamiento, ya que el 60% de los niños debe migrar y permanecer en las ciudades donde se encuentren los centros especializados en cáncer infantil, que muchas veces están alejados de su lugar de residencia.

Algunos de esos centros cuentan con escuela hospitalaria para que el niño pueda realizar la continuidad pedagógica. Los docentes hospitalarios se ocupan de proponer contenidos correspondientes a su nivel escolar, respetando las posibilidades en cada momento del tratamiento.

Cuando no está internado, pero tampoco puede concurrir a su escuela de origen, podrá contar con la escuela domiciliaria. Esta modalidad permite que un docente vaya a dar las clases al domicilio del niño o al lugar donde se aloja.

Para ambas modalidades se deben realizar trámites y es conveniente que se contacten con los docentes de la escuela de origen ya que esto permite que el niño siga el currículo que le corresponde sin perder su año escolar y que, llegado el momento, se reintegre a su escuela con sus mismos compañeros.

Se debe tener en cuenta, sin embargo, que la energía emocional depositada antes al servicio del aprendizaje es ahora utilizada para afrontar la enfermedad. Este y otros factores relacionados con su estado de salud, malestares, internaciones y efectos secundarios de su tratamiento, entre otros, pueden afectar su proceso de aprendizaje. 

La escolaridad es una parte importante en el mundo del niño, es el camino de las amistades, del aprendizaje y de su futuro. Un pronto regreso a la escuela es esencial para una exitosa recuperación. La vuelta al colegio le permite al niño mantenerse conectado con una vida normal y le refuerza la esperanza de sentirse bien y de curarse. La asistencia a clase en el aula regular toma gran significado como factor normalizador en la vida del niño enfermo.

Las ausencias frecuentes por razones médicas, la sobreprotección o la indulgencia por demás de los padres, las limitaciones a la actividad física y el aislamiento social, tienden a ser obstáculos comunes para la concurrencia regular. En ocasiones, el niño percibe un trato diferente, por lo tanto puede presentar conductas regresivas, retracción, indiferencia o inclusive, volverse algo agresivo. Pero estos obstáculos no son insuperables. La reincorporación al colegio es posible si existe un apoyo positivo, de estimulación y contención tanto familiar como escolar.

Es importante, entonces, sostener la continuidad escolar siempre que se pueda, así como  mantener la comunicación y el contacto con la escuela de origen, y acompañar los procesos de reinserción.

Los padres pueden informar a la escuela de origen de su hijo que existe un material de consulta acerca de este tema en el libro La escolaridad del niño con enfermedad oncológica – Guía para docentes